"Me parece cada vez más cierto que el filósofo, al ser necesariamente el hombre de mañana o de pasado mañana, siempre se ha encontrado en contradicción con el presente; siempre ha tenido por enemigo el ideal de su época. Todos esos extraordinarios pioneros de la humanidad que se llaman filósofos, y que ellos mismos se han creído rara vez los amigos de la sabiduría, sino más bien como locos insoportables y enigmas peligrosos, se asignaron siempre una tarea dura, involuntaria, ineluctable, pero no acabaron por descubrir la grandeza de su tarea, la de ser la mala conciencia de su época."
F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal, EDAF, Madrid, 2008, p.206.
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