lunes, 28 de diciembre de 2009

Tus manos-raíz

TUS MANOS-RAÍZ

Me sostengo en tus manos
a punto de estallar en cierta locura demoníaca,
divina, sepulcral,
antes de largarme con el dolor en la sangre,
cuando mi vida padece
un recuerdo de niño,
un verso de Rimbaud,
cuando deseo
sentarme al lado de la Eternidad
para besarla y amarla.

Y te quedas en vigilia,
sabes a brisa, a tierra firme,
tu mirada es pequeña,
tu abrazo, inmortal.

Y me besas,
sabes a vino,
a tiempo infinito:
instante grabado en mis palabras.

En tus manos-raíz me quedo,
como buscando la Eternidad.

JULIÁN GONZÁLEZ
(28 12 2009)

domingo, 27 de diciembre de 2009

Reflexiones de Emil Sinclair:

"La misión verdadera de cada uno era llegar a sí mismo. Se podía llegar a poeta o a loco, a profeta o a criminal; eso no era asunto de uno: a fin de cuentas, carecía de toda importancia. Lo que importaba era encontrar su propio destino, no un destino cualquiera, y vivirlo por completo. Todo lo demás eran medianías, un intento de evasión, de buscar refugio en el ideal de la masa; era amoldarse; era miedo ante la propia individualidad."

Hermann Hesse, Demian, Alianza, Madrid, 1968, p. 136.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Fijo

Fijo, detenido en el instante. Con el rostro atento, la mirada espesa. Quiero decirte cuántas veces he errado, cuántas noches renací en el dolor acumulado. Decirte que en tu mano encuentro cierta paz y que Dios me parece un invento quizá inhumano. Y el silencio se aposenta en mis manos incansables. Tengo palabras que encontré en el vientre de mi madre; lágrimas que heredé del sol; sal que vertí en la milpa. En el dolor me hice humano. Y cuando descubrí una voz amiga, un rostro sincero, hermoso, entonces bebí desde las profundidades de la vida. La amistad me salvó del abismo. Tengo alegrías porque llevo heridas. Y la esperanza surgió de la amargura. También mi padre me obsequió la palabra, la palabra de Gustavo Adolfo Bécquer. En ciertas mañanas descubrí unos versos. Fue aquella infancia un horizonte plagado y terrible. Allí nació este hombre que te escribe. Allí están las raíces de estos verbos que conjugo.

Fijo, tenso en el instante, te heredo mi boca, mi dolor y mi silencio. Este amor desbocado e insumiso; esta noche profunda y esquiva.

Julián González

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Fragmentos de Hesse

"La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. Ningún hombre ha llegado a ser él mismo por completo; sin embargo, cada cual aspira a llegar, los unos a ciegas, los otros con más luz, cada cual como puede. Unos no llegan nunca a ser hombres; se quedan en rana, lagartija u hormiga. Otros son mitad hombre y mitad pez. Pero todos son una proyección de la naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos en común nuestros orígenes, nuestras madres; todos procedemos del mismo abismo; pero cada uno tiende a su propia meta, como un intento y una proyección desde las profundidades. Podemos entendernos los unos a los otros; pero interpretar es algo que sólo puede hacer cada uno consigo mismo."

Hermann Hesse, Demian, Alianza, Madrid, 1968, pp. 10-11.

De Edgar Allan Poe:

SOLO
(1830)


Desde la infancia no he sido
como eran los demás,
no he visto como los otros,
no saqué mis pasiones
de una fuente común.
No saqué de esa fuente mi dolor,
no desperté mi corazón a la dicha
en el mismo tono de ellos
y todo lo que amé, lo amé yo solo.
Ya entonces, en mi infancia,
en la aurora de una vida
sumamente tormentosa,
de cada abismo del bien y del mal
surgió el misterio que todavía me abruma:
(…)

Edgar Allan Poe

jueves, 10 de diciembre de 2009

Exhausto

EXHAUSTO

Exhausto en estas horas.
Mirando el tiempo hundirse en mis manos.

Rimbaud miró a la belleza,
ella quiso ser amarga,
él decidió injuriarla.

Yo invoqué a la esperanza,
soplo de un tiempo venidero,
luz en la turbia infancia.

Rimbaud no quiso besar a la belleza.
Yo renací en la esperanza.

Ahora me hundo en el tiempo
y presiento la muerte,
de vez en cuando.

JULIÁN GONZÁLEZ

domingo, 6 de diciembre de 2009

Vivo

VIVO

Vivo despertando en la tibieza de tu piel de muchacha,
habitado por la caricia de tu perfume delgado,
hay tantos besos olvidados al borde de la cama,
tantos recuerdos incinerados en la boca de una llama.

Vivo escribiendo trazos que robé con la mirada:
que si la noche no alcanza para verter tanta desgracia,
que si en mi lecho pectoral quedó tu existencia ovillada,
que si junté dolor, cenizas y verbos en mi húmeda estancia.

Vivo husmeando célebres plumas, mentes áureas,
yéndome por la vida, cesto en mano recogiendo palabras,
y toco con mi deseo el andar de tu blanca cintura,
arremolinado en las mañanas, mi voz es sol y tortura.

Vivo para desvivirme en el huerto de los significados,
para mofarme del tiempo con cada verbo enamorado.
Hay tantas historias aullando en mis manos,
tantas bocas, heridas y silencios cabalgados.

JULIÁN GONZÁLEZ

viernes, 13 de noviembre de 2009

Fragmentos de Paulo Freire:

“La educación problematizadora no es una fijación reaccionaria, es futuro revolucionario. De ahí que sea profética y, como tal, esperanzada. De ahí que corresponda a la condición de los hombres como seres históricos y a su historicidad. De ahí que se identifique con ellos como seres más allá de sí mismos, como “proyectos”; como seres que caminan hacia adelante, que miran al frente; como seres a quienes la inmovilidad amenaza de muerte; para quienes el mirar hacia atrás no debe ser una forma nostálgica de querer volver sino una mejor manera de conocer lo que está siendo, para construir mejor el futuro. De ahí que se identifique con el movimiento permanente en que se encuentran inscritos los hombres, como seres que se saben inconclusos; movimiento que es histórico y que tiene su punto de partida, su sujeto y su objetivo.”

P. Freire, Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, México, 2005, p.98.

Habla el maestro del "eterno retorno":

"Me parece cada vez más cierto que el filósofo, al ser necesariamente el hombre de mañana o de pasado mañana, siempre se ha encontrado en contradicción con el presente; siempre ha tenido por enemigo el ideal de su época. Todos esos extraordinarios pioneros de la humanidad que se llaman filósofos, y que ellos mismos se han creído rara vez los amigos de la sabiduría, sino más bien como locos insoportables y enigmas peligrosos, se asignaron siempre una tarea dura, involuntaria, ineluctable, pero no acabaron por descubrir la grandeza de su tarea, la de ser la mala conciencia de su época."

F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal, EDAF, Madrid, 2008, p.206.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Habla el "Lobo Estepario":

"Desilusionado, seguí mi camino, no sabía adónde, para mí no había objetivos, ni aspiraciones, ni deberes. La vida sabía horriblemente amarga; yo sentía cómo el asco creciente desde hace tiempo alcanzaba su máxima altura, cómo la vida me repelía y me arrojaba fuera. Furioso, corrí a través de la ciudad gris, todo me parecía oler a tierra húmeda y a enterramiento. No; junto a mi fosa no había de estar ninguno de estos cuervos, con su traje talar y su sermoneo sentimental y de hermano en Cristo. Ah, dondequiera que mirara, dondequiera que enviase mis pensamientos, en parte alguna me aguardaba una alegría ni un atractivo, en parte alguna atisbaba una seducción, todo hedía a corrupción manida, a putrefacta medioconformidad, todo era viejo, marchito, pardo, macilento, agotado. Santo Dios, ¿cómo era posible? ¿Cómo había podido yo llegar a tal extremo, yo, el joven lleno de entusiasmo, el poeta, el amigo de las musas, el infatigable viajero, el ardoroso idealista? ¿Cómo había venido esto tan lenta y solapadamente sobre mí, esta paralización, este odio contra la propia persona y contra los demás, esta cerrazón de todos los sentimientos, este maligno y profundo fastidio, este infierno miserable de la falta de corazón y de la desesperanza?"

H. Hesse, El Lobo Estepario, Porrúa, México, 2007, p. 57.

lunes, 19 de octubre de 2009

Dice E. M. Cioran:

"La soledad no te enseña a estar solo, sino a ser único" (p. 11).

"Donde aparece la paradoja, muere el sistema y triunfa la vida. Por medio de ella la razón salva su honor frente a lo irracional. Lo que en la vida es turbio únicamente puede expresarse como maldición o himno. Quien no pueda servirse de ellos, sólo tiene una escapatoria a su alcance: la paradoja, sonrisa formal de lo irracional" (p. 19).

"La tristeza es un don, como la embriaguez, la fe, la existencia y como todo cuanto es grande, doloroso e irresistible. El don de la tristeza..." (p. 303).

E. M. Cioran, El ocaso del pensamiento, Tusquets, México, 2009.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Fragmentos de Albert Camus:

"Línea por línea, esta descripción conviene al hombre en rebeldía metafísica. Éste se levanta contra un mundo quebrado para reclamar su unidad. Opone el principio de justicia que lleva consigo al principio de injusticia que ve obrar en el mundo. Primitivamente, no quiere, pues, nada más que resolver esta contradicción, instaurar el reino unitario de la justicia, si es que puede, o de la injusticia si lo apuran. Entre tanto, denuncia la contradicción. Protestando contra la condición en lo que tiene de incompleto, por la muerte, y de disperso, por el mal, la rebeldía metafísica es la reivindicación motivada de una unidad feliz, contra el sufrimiento de vivir y de morir. Si la pena de muerte generalizada define la condición de los hombres, la rebeldía, en un sentido, le es coetánea. Al mismo tiempo que niega su condición mortal, el hombre en rebeldía se niega a reconocer el poder que lo hace vivir en esta condición. El rebelde metafísico no es, pues, con certeza ateo, como podría creerse, pero es forzosamente blasfemo. Simplemente, blasfema primero en nombre del orden, denunciando en Dios al padre de la muerte y el supremo escándalo."

A. Camus, El hombre rebelde, Alianza, Madrid, 2001, p.36.

domingo, 11 de octubre de 2009

Itinerario simple de su ausencia

b
Hoy no has venido al parque.

Podría ponerme a recoger del suelo
la luz desorientada y sin objeto
que ha caído en tu banco.

Para qué voy a hablar
si no está tu silencio.
Para qué he de mirar sin tu mirada.

Y este reloj del corazón que espera
golpeando
y doliendo.

c
Esta noche de luna y tú lejana.

Necesito a mi lado tus preguntas.
Y encontrarte en el aire vuelta brasa,
vuelta una llama dulce,
vuelta silencio y regazo,
vuelta noche y reposo, como cuando
guiábamos la luna nuestra hasta la casa.

ch
Qué manojo de rosas olvidadas.
Qué tibia pluma y mansa luz
tu cuerpo como un árbol,
como un árbol gritando,
con tanto poro abierto, con tanta sangre
en olas dulces elevándose.
Oh, sagrado torrente del naufragio.
Cómo amaría perderme
y encontrarte.

AUTOR: Isaac Felipe Azofeifa.

sábado, 10 de octubre de 2009

Fragmentos de Rainer María Rilke:

"(...) esta es la verdadera razón de la vida de un artista: la comprensión tanto como la creación.
Para ello no hay ninguna medida de tiempo; un año no cuenta, y diez años nada son. Ser artista es: no calcular y no contar; crecer como el árbol, que no apura sus savias y que está, confiado, entre las tormentas de primavera, sin la angustia de que no pueda llegar un verano más. Llega, sin embargo. Pero solamente llega para los que tienen paciencia y viven despreocupados y tranquilos como si ante ellos, se extendiera la eternidad. Lo aprendo día a día; lo aprendo también a través de sufrimientos, a los cuales estoy agradecido por ello: paciencia es todo."

Rainer M. Rilke, Cartas a un joven poeta, Edicomunicación, Barcelona, 1999, p. 24.

Fragmentos de Ernesto Sabato:

"Y no pretender enseñarlo todo, enseñar pocos episodios y problemas, desencadenantes, estructurales. Y pocos libros, pero leídos con pasión, única manera de vivir algo que, si no, es un cementerio de palabras. Porque el seudoenciclopedismo está siempre unido a la enseñanza libresca, que es una de las formas de la muerte. ¿Acaso no hubo cultura antes de la invención de Gutenberg? La cultura no sólo se transmite por lo libros: se transmite a través de todas las actividades del hombre, desde la conversación hasta los viajes, oyendo música y hasta comiendo. En el Hyperion de Longfellow leemos que "una simple conversación mientras se come con un sabio es mejor que diez años de mero estudio libresco". Y dice "wise", es decir, "sabio" en el sentido en que a veces lo es un campesino iletrado, en el sentido en que los franceses dicen "sage", para no confundir con ese "savant" que no puede hablarnos sino de silicatos o resistencia de materiales. La sabiduría es algo diferente, sirve para convivir mejor con los que nos rodean, para atender a sus razones, para resistir en la desgracia y tener mesura en el triunfo, para saber qué hacer con el mundo cuando los "savants" lo hayan conquistado, y, en fin, para saber envejecer y aceptar la muerte con grandeza. (...) la verdadera educación tendrá que hacerse no sólo para lograr la eficacia técnica sino también para formar hombres integrales."

E. Sabato, Apologías y Rechazos, Seix Barral, Buenos Aires, 2006, pp. 90-91.

martes, 6 de octubre de 2009

Quizá

QUIZÁ

Quizá me burle de mi muerte,
tal vez conserves ciertas voces,
como se atesora un recuerdo pequeño,
minúsculo,
pero colmado de eternidad.

Puedes encontrarme en las palabras,
signos inmortales,
enigmáticas huellas,
aves de salvación
cuando el abismo devora las entrañas.
Habitaré las que dijeron «gracias»,
«hasta pronto»
o «te quiero».
Sentirás mi fuerza cuando alguien declare
«te extraño», «te amo».
Descubrirás aquellas que guardó mi silencio,
cuando la verdad me pareció una miseria.

Tal vez mi muerte no exista,
quizá dormite en tu gesto
o me quede mirando en tu mirada,
sorbiendo el tiempo en la boca de tus manos.
Tal vez perviva en tus instantes,
como la brisa inesperada,
el recuerdo paciente.

Puedes hallarme en una lágrima,
en el verbo que maldice la infamia,
en el rostro de aquel niño conturbado, miserable.
Yo nací en el dolor, en la sangre que canta,
pero vas a encontrarme donde habite la gracia
donde crece la ira y se funde el amor,
allí donde la noche palpita más plena.

Quizá no haya muerte en las cosas que contemplo,
en las sendas que atravieso,
en el fuego de mi infancia,
en la esperanza emergida en los instantes.
Quizá te herede mis manos,
la inquietud de mi alma.

Y me hallaras nutrido en la nostalgia,
desbordado por el sol, la lluvia y el tiempo
desnudo,
con el rostro renacido en otra fuente,
con el verso y la flor,
mi voz y mi simiente.

Julián González

sábado, 3 de octubre de 2009

Vertido

VERTIDO

Vertido, pensativo, inquieto:
corto con misterio el sabor de las palabras.

Arrojado, sigiloso, fervoroso:
convoco a mi ritual, el de siempre: quejumbroso.

Aterido, en suspenso, combativo:
heredo esta lucha fugaz, minúscula, inmortal.

Cabizbajo, plegadizo, escindido:
amo la noche, el abismo y la muerte puntual.

Callado, erguido, sonriente:
voy del instante hacia nunca, jamás.

Julián González

Te recuerdo... niño

TE RECUERDO... NIÑO

Te recuerdo con el agua en tus hombros;
con el cántaro ciñendo tu prematura piel de hombre;
recogiendo la hojarasca con tus ojos de «mañana»;
jugando a vencer aquellos caminos empinados;
sintiendo la dureza de las piedras en tu andar de muchacho.


Te recuerdo con tus manos fecundando los suelos.
El inicio del afán, la raíz de la cosecha:
cuando desnudábamos el vientre de la tierra;
cuando el fuego consumía la “maleza” que venció tu padre;
cuando tus ojos brillaron
entre la negra ceniza que bañó tu cuerpo;
cuando saboreaste la eternidad, bajo el rancho,
devorando el alimento consagrado por tu madre.
Te recuerdo con la siesta en tus ojos,
fina herencia de aquellas horas paternales.


Te recuerdo en la escuela:
tus clases, tus tareas, tus peleas.
Derritiendo charamuscas con tu boca escolar.
En fila, con el olfato cuajado de carnes y arroces.
Aprendiendo entre el griterío infantil
las hileras de jocotes
y la hombría anunciada en cierto peleador.
Te recuerdo sin aliento,
jadeando entre minutos,
sosteniendo el corazón en un instante,
apurando el paso,
sosteniendo la mirada:
por el bus... la hora... el hogar... el temor...
Te recuerdo devolviéndote a tu casa:
contigo... con tus ojos... y tus pasos.

Julián González

jueves, 24 de septiembre de 2009

No soy yo

NO SOY YO

No soy yo,
soy la fuerza de voces esparcidas
frente al sol, entre la lluvia,
en la boca del desierto
y en algún sendero de tu alma inquieta.

No soy yo,
soy veneno trasmutado en la agonía,
grietas de un sueño inconcluso,
rumor de muertos,
sangre que agoniza.

No soy yo,
soy lucha nacida de otros huesos,
el dolor renovado en la protesta,
las raíces que inventan el instante,
la magia o el terror
socavando tu presente.

No soy yo,
soy palabra infinita, combativa,
Amor que quiere ser Justicia,
verso enamorado,
infernal, maldito.
Despojo soy para este tiempo,
poema en el otro, el que sueño.

Julián González

jueves, 17 de septiembre de 2009

Descubro

DESCUBRO

Descubro las huellas de tu amor:
la ternura de tu piel debajo de la sábana,
la tibieza de tus labios que hurto en el alba,
este instante excitado, gozoso.

Me acontece un tiempo-puerta,
una idea,
la brisa,
palpo tu gesto enamorado,
la música en tu alma cuando me besas,
tu ilusión cuando piensas en «mañana»,
como si en mis ojos anidara tu sueño,
como si en mis manos
descubriste tu tiempo,
tu espacio.

Descubro tu mirada de ángel eterno,
en silencio,
en tu ausencia,
tu caricia permanece en mi instante
y tu boca se enreda en mis palabras,
eres el ritmo de estas voces matutinas,
habitas cada rincón,
mi voz
y mis silencios,
cada textura de mis pasos.

Y te heredo mi lenguaje,
frágil en los verbos que articula,
fugaz en cada palabra,
sin fama ni gloria,
pero eterno en su raíz.

En mi instante,
en tu tiempo,
reposada en mi día,
en las noches y los sueños
habitas esta mirada.

Julián González

Fragmentos de Henry Miller:

Les comparto unas reconfortantes palabras de Henry Miller. Son textos que me vuelven soportable tanta "normalidad" en el mundo y tanta gente "normal".

Los fragmentos de Miller me recuerdan aquella clasificación de personas que hace Raskolnikov: "Creo sólo en mi idea fundamental, consistente en que los hombres, conforme a las leyes de la naturaleza, se dividen, en general, en dos categorías: una inferior, la de los hombres ordinarios, que existen únicamente como materiales que sirven para la procreación de seres semejantes a ellos, y la otra, la de los individuos que han recibido el don o el talento de pronunciar en su medio una palabra nueva. (...) La primera categoría es siempre dueña del presente; la segunda lo es del porvenir. Los primeros conservan el mundo y lo aumentan numéricamente; los segundos lo mueven y lo conducen a un fin." (F. Dostoievski, Crimen y Castigo).

Bueno, ahora sí, los dejo con Henry Miller:

“Si de vez en cuando encontramos páginas que explotan, páginas que hieren y estigmatizan, que arrancan gemidos, lágrimas y maldiciones, sabed que proceden de UN HOMBRE ARRINCONADO, un hombre al que las únicas defensas que le quedan son sus palabras y sus palabras son siempre más resistentes que EL PESO YACENTE Y APLASTANTE DEL MUNDO, más resistentes que todos los potros y ruedas de tormento que los cobardes inventan para manchar el milagro de la personalidad.”


“Cuando pienso que la tarea implícita que el artista se asigna es la de derrocar los valores existentes, convertir el caos que lo rodea en UN ORDEN PROPIO, sembrar rivalidad y fermento para que, mediante la liberación emocional, se pueda DEVOLVER LA VIDA A LOS MUERTOS, entonces es cuando corro hacia los grandes e imperfectos, su confusión me alimenta, su tartamudez es música divina para mis oídos.”

Henry Miller, Trópico de cáncer.

jueves, 10 de septiembre de 2009

¿"Sin rumbo"?

Pues a mí me parece que el gobierno del FMLN sí tiene un rumbo. Otra cosa es que haya oposición, rechazo o críticas a la forma en que se están realizando ciertas actividades. Por ejemplo: la tremenda lentitud e ineficacia en materia de investigación criminal por parte de la Policía Nacional Civil (PNC), y la Fiscalía General de la República. Pero de este hecho particular, como de otros, no podemos concluir que el nuevo gobierno va sin rumbo. Sin dejar de comentar que la Fiscalía no es una dependencia del órgano ejecutivo.

Ciertamente, gobierno y partido no constituyen un “todo homogéneo”, como sucedió en la era de Saca. De ahí la repulsa del ex presidente Alfredo Cristiani. Esto pone en evidencia que ARENA nunca ha renunciado a la concepción verticalista en el ejercicio del poder. El razonamiento es éste: como no se ve una línea clara que vaya desde el ejecutivo al partido o viceversa, entonces no hay rumbo para el país. O, tal vez, su crítica no sea más que una de las estrategias de la derecha política y mediática para opacar la gestión presidencial de Mauricio Funes. La prensa predominante ha publicado titulares en torno a “la distancia” entre el partido y el presidente.

De cualquier forma, si fuese verdad que existen serias discrepancias entre el gobernante y la dirigencia del FMLN, de eso no se puede concluir que el gobierno no tenga un rumbo definido y, quizá lo más valioso, ese hecho demostraría que ni el presidente está sometido al partido y ni éste da el “visto bueno” a todo lo que aquel dispone. Ya tuvimos suficiente con la época de Saca en la que los funcionarios más relevantes del órgano ejecutivo eran quienes dirigían el COENA.

Ellacuría decía que sólo cuando se piensa diferente, cuando se disiente, realmente hay pensamiento. El auténtico pensar implica tomar distancia crítica de los saberes establecidos y del statu quo. Qué bueno, entonces, que ahora no haya uniformidad si, en efecto, es así.

Yo diría que en este país quien no tiene un rumbo definido es el partido ARENA. Mientras la mayoría de la población apostó por un cambio, por un nuevo derrotero —que habrá que ver cómo termina, esto no es una apología del nuevo gobierno—, la derecha volvió a su “vieja guardia”. Es fácil argumentar que el nuevo COENA reúne experiencia y juventud (Crisitiani y otros). Pero también cabe otra lectura: el ex presidente ha llegado a tomar el control con sus propias manos. Pensemos en esta pregunta: ¿Qué hace el ex gobernante “negociando” al fiscal general del país? Que yo sepa él no es diputado, y ahí está en casa presidencial discutiendo en torno a los candidatos a fiscal general.

Al menos dos cosas pueden pensarse al respecto: (1) que los diputados de ese instituto político son unos ineptos, incapaces de liderar las gestiones legislativas que les competen, o (2) quien realmente tiene el poder y el control del partido y la bancada arenera es el ex mandatario.

Es lamentable escuchar a Cristiani cuando afirma que así como el partido de izquierda “obstaculizó” a los gobiernos areneros, ahora ARENA está en todo su derecho de obstruir aquellas políticas que el ejecutivo pretenda impulsar. Claro, se advierte que se frenarán aquellas medidas que vayan en contra de la población. Pero, aparte que es poco creíble esto último, no queda claro a qué tipo de población se refiere. Como sea, no es una postura seria y responsable, sobre todo viniendo del presidente del COENA.

Aquí hay una cosa bien clara: el gobierno de izquierda sabe que si hace bien las cosas podría ganar las elecciones presidenciales de 2014 de nuevo. En ese sentido, debe trabajar incasablemente para convencer a la mayor parte de los salvadoreños que, en efecto, estamos ante otra forma de gobernar.

Por otro lado, ARENA aún no sabe qué hacer, mucho menos cómo hacerlo. Con motivo de los “cien días” de Norman se montó un show con el slogan “Cien días, cien obras”. Pero eso no dice mayor cosa, no tiene mayor trascendencia política. Luego, parece que este partido quiere el metrobús a toda costa. Falta seriedad en el enfoque y el método.

Además, ha circulado en algunos medios de comunicación la noticia sobre la supuesta rivalidad entre un grupo de areneros incondicionales a Antonio Saca y otro que seguiría a la actual dirigencia. De hecho, el mismo Mario Acosta Ortel dio unas declaraciones muy fuertes en contra del ex presidente Saca. A pesar de que han procurado mantener el discurso de la unidad, lo cierto es que hay señales en la realidad indicando que en el partido de derecha las cosas no marchan bien.

Así, parece ARENA no tiene claridad para sí misma ni lo que debe hacer como oposición. La vida política deja de ser cómoda cuando ya no dispones del poder desde el que obsequiabas regalías, prebendas o plazas fantasmas. Era fácil hablar de patriotismo y de salvar al país del “comunismo” cuando disponías de poder y dinero para mover y/o comprar voluntades. Cuando pierdes eso parece que pierdes el rumbo.

Julián González

Publicado por ContraPunto:
http://www.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=1360:isin-rumbo&catid=35:columnistas&Itemid=55

martes, 8 de septiembre de 2009

Alzo

ALZO

Alzo mi mano, busco mi verso,
cultivo la flor de mi protesta,
invento las huellas de mi gesta;
alzo mi brazo, busco tus senos,
vierto la furia de mis huesos,
la tormenta desatada en los silencios;
destruyo el dolor con el sabor de tu boca,
medito con desesperación y entereza.


Alzo mi luz,
te regalo mi horizonte,
estos pasos, cual heraldos de mi sangre;
alzo mi frente, busco la esperanza,
en tu regazo extinguí mi sabor a vinagre;
sonrío, escribo:
despierto a mi voz con cada verbo de fuego;
te heredo mi llanto, mi sol y mi deseo,
todo eso mientras no muero.


Alzo la oscura raíz de mi existencia,
la ruptura que heredé de tanta sangre muerta;
alzo el maizal de mi infancia,
la sonrisa ahogada en el umbral de la huerta;
vengo desde la delgada noche,
viajo al instante, la fuerza fugaz,
maldigo el chiquero de la injusticia,
acuchillo tanta vida soez, tanta vileza.


Alzo mis días,
el vigor de mis venas inquietas,
el sudor de sienes esbeltas;
alzo el libro, el ensayo y la tesis:
pervivo en la raíz de mi boca sedienta;
traigo en mis pasos guerras de otras voces,
caldo de amor y de pimienta;
te heredo estos versos de sal y de silencio,
esta sangre mortal e inquieta.

Julián González

lunes, 7 de septiembre de 2009

Fragmentos de Eduardo Galeano:

El sistema niega lo que ofrece, objetos mágicos que hacen realidad los sueños, lujos que la tele promete, las luces de neón anunciando el paraíso en las noches de la ciudad, esplendores de la riqueza virtual: como bien saben los dueños de la riqueza real, no hay valium que pueda calmar tanta ansiedad, ni prozac capaz de apagar tanto tormento. La cárcel y las balas son la terapia de los pobres.

E. Galeano, Patas arriba: la escuela del mundo al revés.

Fragmentos de William Blake:

El progreso traza caminos rectos; pero los tortuosos caminos sin
progreso son los caminos del genio.

W. Blake, El matrimonio del cielo y del infierno.

"El ángel de la historia"

«Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Representa a un ángel que parece estar a punto de alejarse de algo a lo que está clavada su mirada. Sus ojos están desencajados, la boca abierta, las alas desplegadas. El ángel de la historia tiene que parecérsele. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. Lo que a nosotros se presenta como una cadena de acontecimientos, él lo ve como una catástrofe única que acumula sin cesar ruinas sobre ruinas, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer los fragmentos. Pero desde el paraíso sopla un viento huracanado que se arremolina en sus alas, tan fuerte que el ángel no puede plegarlas. El huracán le empuja irresistiblemente hacia el futuro, al que da la espalda, mientras el cúmulo de ruinas crece hasta el cielo. Eso que nosotros llamamos progreso es ese huracán».

Walter Benjamin, Tesis sobre el concepto de historia.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Fragmentos de Miguel Hernández:

En las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
perdidos desde muy lejos.
Libre soy en la agonía
y encarcelado me veo
en los radiantes umbrales,
radiantes de nacimientos.
Todo está lleno de mí:
de algo que es tuyo y recuerdo
perdido, pero encontrado
alguna vez, algún tiempo.
Tiempo que se queda atrás
decididamente negro,
indeleblemente rojo,
dorado sobre tu cuerpo.
Todo está lleno de ti,
traspasado de tu pelo:
de algo que no he conseguido
y que busco entre tus huesos.

M. Hernández, Cancionero y romancero de ausencias.

jueves, 3 de septiembre de 2009

“Me das risa, pobre”

“Me das risa, pobre.” Me das risa, J., tú y tus intentos existenciales por llevar una vida “equilibrada”, procurando seguir algunos consejos de Anthony De Mello. Pero justo cuando tienes en frente la posibilidad de reunirte con la mujer que amas, con esa persona que te ha mostrado el auténtico amor, con esa mujer que ha sido capaz de sostener entre sus manos tus más locos desvaríos, tus aterradoras dudas, tus pesadillas más hirientes y tus esperanzas más frágiles. Digo, justo cuando ella contesta el teléfono con la esperanza nocturna de encontrarte en aquella banca de la residencial, justo cuando eso sucede tienes la estupidez de vociferarle: “Ya se me quitaron los deseos de ir”. Ciertamente, no había atendido tus primeras llamadas, pero te pregunto J.: ¿Acaso está plenamente obligada a contestar el teléfono a cada minuto, a cada instante? Por de pronto, te mereces esa genial expresión de Cortázar en su cuento “El río”: “Me das risa, pobre”. Y ahora te encuentras semidesnudo, arrojado en la soledad más silenciosa, procurando encontrar alguna voz con sentido en ciertas lecturas. Que si Cortázar, que si Sabato, que si Kafka, o Baudelaire, también Whitman, o Rimbaud, o Miguel Hernández. “Me das risa, pobre”, juegas a estudiar filosofía, cada día sueñas con el instante en que podrás disponer de tiempo suficiente para ir directamente a las obras de Husserl, Hegel, Heidegger, Marx, Aristóteles, etc. Y no contento con eso también anida en tu frágil corazón el imponente deseo de ser escritor. Y así vas por la vida, sosteniendo tus sueños entre las dudas y los afanosos instantes. Y, claro, ansías las certezas como quesadillas con café. Pero sabes que eso es imposible. Y, por lo tanto, de alguna manera sufres por ello. ¿A qué juegas verdaderamente, pequeño humano? La verdad toda no se te ha dado, tampoco anidan en tu mísero corazón todas las preguntas, y parece que sí nacieron en tu pecho innumerables angustias. Llora, pobre hombre: la noche es tuya, en la más oscura de las soledades se te ha concedido el don de la palabra. Escribe, canta, llora, sonríe, escucha, educa, pregunta, reza, maldice, critica, combate, ama, perdona, busca, abraza, contempla, sueña, camina, disfruta, lee, silba, ayuda, ¡sé sensible hombre! ¡Construye tu vida! ¡Inventa tu vida! Pero mientras vivas aprende de la filosofía, escribe poesía y busca cierta paz en la música. De tal manera que el “Me das risa, pobre” se transforme en un “Sonríe, hombre”. Ese es tu destino, tu muerte y tu silencio.

Julián González

martes, 1 de septiembre de 2009

El instante

EL INSTANTE

El instante es mi puerta
tal vez tu tiempo
En él habita la magia
puede ser un beso antes de salir de casa
una mirada mientras caminas despacio
compartir la telenovela
o llenarte el vaso cuando pides agua

Convivo con mis instantes
enojo al segundo
humillo al minuto
Puedo ser tu ternura
la atenta voz que escucha
o el mismo color del infierno
la negra palabra el dolor intenso


El instante es mi tiempo
tal vez tu silencio
quizá tu mirada
Mi instante es eterno
como eterno es mi amor
Si viniese la muerte
este instante es mi amor

Julián González

A veces

A VECES

A veces, cuando la vida retumba más plena,
henchida de magníficas ondas,
radiante en sus horas, sin cadenas,
extravío la certidumbre en mis certeras manos,
a tientas, conservo la sonrisa como hierba lejana
y respiro un aroma de noches y huesos,
como si mi piel nació de cementerios,
como si heredé voces de fieles y muertos;
harto, quiero asesinar la espesa ignorancia
y deshojar la miel de poetas.
Camino, dudo, conservo y hiero:
no hay ruta cuando bebo el instante
y fustigo el mañana con su sol pendenciero.
Aquí anidó una voz de luz y de cielo,
un arma de agua y de infierno.
Cabalgo, sostengo y deshielo:
arrojo la faz de mis solos huesos,
pero bebo la grama en mis pasos hendidos,
sondeo la tarde con mi deseo de muerte.
Perdonad, perdonadme:
no quiero esas voces nutridas de paja,
esos verbos deformes, como inútiles esqueletos,
esas gentes superfluas, esos nombres sin tiempo.
Perdonad, perdonadme:
el verso y la muerte me acuden,
con ella no soy,
con él quiero hacerme.

Julián González

lunes, 31 de agosto de 2009

Sabato: la fuerza de la denuncia y el aliento de la esperanza


Notas biográficas


Sabato vino al mundo un 24 de junio de 1911 en Rojas, provincia de Buenos Aires. A los dieciséis años entró en contacto con grupos de izquierda, experiencia que lo llevaría a militar en la juventud comunista de Argentina y le permitiría conocer a su futura esposa, Matilde Kusminsky. En 1937 obtuvo el título de Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas; posteriormente trabajó en Francia, en el Laboratorio Curie. Pero en 1945 renunció a su trabajo como científico para dedicarse de lleno al oficio de escribir.


Así nació su primer libro: Uno y el universo (1945). Posteriormente publicó las novelas que le dieron reconocimiento mundial: El túnel (1948); Sobre héroes y tumbas (1961); Abaddón el exterminador (1974). De su obra ensayística sobresalen títulos como Hombres y engranajes (1951), El escritor y sus fantasmas (1963) y La resistencia (2000).


A la fecha, con 98 años cumplidos, ya no lee ni escribe, pero las últimas palabras de su autobiografía, Antes del fin, no dejan indiferente a todo individuo consciente de que en el mundo las cosas no marchan bien: “Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido” (2006, p. 172).


La denuncia y el compromiso


Sabato está convencido que aquellas grandes fuerzas, «la razón y el dinero», que jalonaron el período renacentista y se ensancharon en la modernidad, condujeron al ser humano a una encrucijada terrible: socavamiento voraz del planeta; armas de destrucción masiva que prometen la aniquilación total de la raza humana; crisis ética y espiritual en un mundo donde campea la corrupción, la indiferencia y el cinismo.


Con esas fuerzas, afirma en Hombres y engranajes, “el hombre conquista el poder secular. Pero —y ahí está la raíz de la paradoja— esa conquista se hace mediante la abstracción: desde el lingote de oro hasta el clearing, desde la palanca hasta el logaritmo, la historia del creciente dominio del hombre sobre el universo ha sido también la historia de las sucesivas abstracciones. El capitalismo moderno y la ciencia positiva son las dos caras de una misma realidad desposeída de atributos concretos, de una abstracta fantasmagoría de la que también forma parte el hombre, pero no ya el hombre concreto e individual sino el hombre-masa, ese extraño ser todavía con aspecto humano, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca maquinaria anónima” (2006, p. 18).


Una sociedad que convierte en dioses a la razón y al dinero termina enfermando a sus hijos. Mejor dicho, acaba sacrificando a sus hijos. En Abaddón el exterminador Sabato le dice al joven Marcelo: “Nuestra civilización está enferma. No sólo hay explotación y miseria: hay miseria espiritual, Marcelo. Y yo estoy seguro de que vos tenés que estar de acuerdo conmigo. No se trata de conseguir heladeras eléctricas parar todo el mundo. Se trata de crear un ser humano de verdad. Y mientras tanto, el deber del escritor es escribir la verdad, no contribuir a la degradación con mentiras” (2006, p. 228).


En efecto, en la narrativa de Sabato hay un compromiso con la verdad, es decir, con el ser humano. Seguidor de autores como Kafka, Dostoievski, Stendhal y Kierkegaard, Sabato cree con firmeza que la lucidez y la autenticidad del escritor alcanzan su máxima expresión cuando éste penetra en las regiones más complejas de la condición humana. Y desde allí, como testigo del bien y del mal, desnuda las hondas contradicciones del alma humana. Sólo el autor que hace suya esta terrible convicción desarrolla la facultad para escribir desde las regiones del cielo y del infierno (Dante Alighieri); desde la ternura más conmovedora y la maldad más horrenda (Dostoievsky); en síntesis, desde las oscuridades más turbadoras del corazón humano.


Todo eso no se puede lograr sin fuertes dosis de pasión, cierta locura y, sobre todo, un honrado compromiso con el ser humano. En los best seller —“papel moneda” en palabras de Sabato— podemos encontrar palabras bonitas y descubrir frasecitas que llenan de sentido a ciertas experiencias de la vida. Pero es difícil encontrar un compromiso profundo con los problemas-raíz del ser humano —“El que sea inmortal que se permita el lujo de seguir diciendo pavadas”, se lee en Abaddón el exterminador. Sólo quien es capaz de escarbar en lo más hermoso y en lo más bajo del ser humano puede darnos un testimonio fiel. De ahí aquella frase lapidaria: “Una de las misiones de la gran literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo”.


La denuncia de la novela contemporánea despierta a la conciencia de la alienación en que está sumida. Hace ver que las grandes fuerzas de la modernidad, la razón y el dinero, se confabularon para someter al ser humano. El tan ansiado progreso no llegó para todos. Hoy que existe una enorme industria de alimentos, unos se mueren de hambre, mientras otros padecen de obesidad; mientras unos se mueren por falta de medicinas, otros invierten en medicamentos para adelgazar. Este es el mundo que Sabato ha criticado con dureza; un mundo que premia a los cínicos y corruptos y castiga a los honrados y justos.


El aliento de la esperanza


Pero en medio de esa «sociedad enferma» aún hay lugar para la esperanza. Esa dimensión humana que nos levanta de las situaciones más terribles, y que justo por eso tiene más de irracional que de racional, como las novelas. Ambos, escritor y lector, descubren gestos de esperanza en las ficciones, como la decisión final de aquel pobre muchacho, Martín, en Sobre héroes y tumbas, de viajar a la Patagonia, después de haber perdido para siempre a su amada Alejandra.


Bruno, otro de los personajes de Sobre héroes y tumbas, nos recuerda el papel esencial que juega la esperanza en la vida del ser humano: “el hombre no está sólo hecho de desesperación sino de fe y de esperanza; no sólo de muerte sino también de anhelo de vida; tampoco únicamente de soledad sino de momentos de comunión y de amor. Porque si prevaleciese la desesperación, todos nos dejaríamos morir o nos mataríamos, y eso no es de ninguna manera lo que sucede. Lo que demostraba, a su juicio, la poca importancia de la razón, ya que no es razonable mantener esperanzas en este mundo en que vivimos. Nuestra razón, nuestra inteligencia, constantemente nos están probando que ese mundo es atroz, motivo por el cual la razón es aniquiladora y conduce al escepticismo, al cinismo y finalmente a la aniquilación. Pero, por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable, y por eso la esperanza renace una y otra vez en medio de las calamidades” (2006, p. 203).


Casi al final de su autobiografía, el escritor argentino declara lo siguiente: “Yo oscilo entre la desesperación y la esperanza, que es la que siempre prevalece, porque si no la humanidad habría desaparecido, casi desde el comienzo, porque tantos son los motivos para dudar de todo” (2006, p. 166)


Sabato sería, usando la terminología de Alfonso Reyes, un «testigo insobornable», imprescindible para enjuiciar este mundo donde la injusticia, la miseria y la estupidez campean de forma obscena. Muy convencido de que al hombre contemporáneo aún le falta que corregir la desmesurada confianza que depositó en la ciencia y la técnica.



Para el novelista argentino las obscuridades, las tormentas y las esperanzas del corazón humano poco o nada entienden de la lógica científica. Por ello no se deben castrar ciertos saberes en beneficio de otros. Él encontró en el arte una mejor comprensión del ser humano, así como también una denuncia implacable contra la deshumanización y la barbarie que produce el homo sapiens sapiens. Encontró la salvación en el arte y desde sus novelas ofrece también gestos de salvación.


Por eso hace algún tiempo escribió estas palabras para Jon Sobrino: “Me hizo mucho bien su libro [Terremoto, terrorismo, barbarie y utopía: El Salvador, Nueva York y Afganistán, 2002]. Cada tarde esperaba la lectura como el testimonio de un gesto que pudiera salvar a la humanidad de este horror en que se vive.” (Ver: http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap120.htm).


Aun cuando se mueven en “juegos de lenguaje” distintos —teólogo, uno; escritor, el otro—, tienen “parecidos de familia” (Wittgenstein). Denuncian la misma realidad: una aldea global en la que cohabitan la miseria y la riqueza, la hambruna y el despilfarro, la desnutrición y la obesidad. Comparten la misma esperanza: salvar al mundo desde los “perdedores” de la historia.


En su último libro, Fuera de los pobres no hay salvación, Sobrino afirma que “del mundo de los pobres y las víctimas puede venir sanación para una civilización gravemente enferma.” (2008, p. 90). Por su parte, en un “Pacto entre derrotados” Sabato afirma que “cuando nos hagamos responsables del dolor del otro, nuestro compromiso nos dará un sentido que nos colocará por encima de la fatalidad de la historia. (Antes del fin, p. 164).


Julián González



Fragmentos de William Faulkner:

Te lo entrego (el reloj) no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.

W. Faulkner, El ruido y la furia.

domingo, 30 de agosto de 2009

Fragmentos de Thomas Mann:

El tiempo, en realidad, no presenta ninguna cesura, no estalla una tormenta ni suenan las trompetas cada vez que se inicia un nuevo mes o un nuevo año, ni siquiera cuando se trata de un nuevo siglo; son los hombres quienes disparan cañonazos y tocan las campanas para celebrarlo.

Thomas Mann, La montaña mágica.

Fragmentos de Miguel Hernández:

El corazón es agua
que se acaricia y canta.

El corazón es puerta
que se abre y se cierra.

El corazón es agua
que se remueve, arrolla,
se arremolina, mata.

M. Hernández, Cancionero y romancero de ausencias.

sábado, 29 de agosto de 2009

viernes, 28 de agosto de 2009

Nos duele tu muerte

NOS DUELE TU MUERTE


Tu partida, tu adiós, tu silencio a los 21 años es otra muerte; una que nos dejó mudos, confundidos, con tremendo nudo en las entrañas, a punto de vomitarlas por tanto dolor acumulado. Innumerables preguntas arremolinadas en el rostro, en las manos.

Enmudeció tu boca de niño confundido, creíste que el sol ya no vendría para ti, que en la batalla solo quedabas tú, la muerte y el tiempo. Y nos quedamos con el corazón atorado, frágiles, inmunes, destrozados en medio de tu cadáver, de tanta gente.

Las pocas fuerzas que nos quedaron apenas las invertimos en algo que valiera la pena. Y mi madre con el alma compungida, herida, asolada. Sofía y Susana abrazadas, llorando, quizá sin saber lo que sea la muerte, pero vaciadas por tu ausencia.

Y pensar que ya no hubo un gesto que pudiera salvarte, tan sólo un acto que pudiese rescatarte del abismo suicida que desde hace tiempo estabas frecuentando. Pero ni llegó el gesto, ni tú supiste abrirte en algún instante. Se nos va la vida, mi hermano, y rara vez donamos una mirada, una palabra, un corazón que pueda salvarnos.

Benjamín, nuestro Benja, nuestro Minchito, sí, así te decíamos, así te decía tía Evita, Mamá María y Mamá Lila. Eras el tierno, el más chiquito, pero no sé qué fuerzas te engulleron; no sabemos qué dolor desgarró tu alma de niño generoso. Eras dulce, eras tierno en tu modo de ser. No tenías la soberbia o la arrogancia que algunos padecemos. Tú eras sencillo, humilde y sabías querer con el alma; pero a ti te la destrozaron, así lo dices en aquellas palabras que dejaste registradas en aquel fólder amarillo, ¿lo recuerdas?

¡Quiénes somos nosotros para juzgar tu corazón hermoso, tu alma escondida! Nunca sabremos qué tormentas te hundieron en el abismo de la muerte.

Pero te amamos, te queremos y te extrañamos, Minchito. Encontraremos tu flor cuando la hora nos llegue. Iremos tras de ti en la vastedad del tiempo.

Julián González

Amo

AMO

Amo esta soledad,
esta vida con sus ascuas cuajadas de dolor,
tus manos develándome otra forma de vida,
las palabras sinceras que generan sonrisas,
el gesto del niño que quiere amar sin porqués,
ese bullicio en el alba laboral,
esta música que ilumina mis ideas,
este afán por trascenderme,
esos recuerdos que fraguaron mis lágrimas,
y hasta el silencio de Dios cuando aúlla el sinsentido.

Pero busco otra vida,
otra donde la sangre sea de ternura,
donde la esperanza perdure en las raíces,
donde podamos vivir con los pies erguidos.
Otra,
donde haya más pan que locura,
donde no nos cobije la turbia miseria,
donde haya más palabras que armas,
donde puedan mis ideas jugar con las tuyas,
¡Sin que se aproxime el verdugo!

Pero busco otros verbos,
no los que violaron las manos asesinas,
tampoco los que convertimos en máscaras,
ni quiero los verbos manchados de sangre.
Sólo quiero aquellos como rocíos
para poder mirarte.
Sólo quiero aquellos como hierbas
para poder sembrarlos;
aquellos como la mañana
para poder nombrarlos.

Julián González

Un poco de paz

Mi tiempo

En tránsito

EN TRÁNSITO

Siempre estoy en tránsito.
La muerte me saluda con sus frías manos.
Su mirada redacta la forma en que escribo,
como si tratase de salvarse en mis palabras,
pero descubro su juego interminable:
su encanto es su destino:
envolverme en sus brazos;
y su venganza comienza
ahí donde me hereda la vida.

Duele este abismo entre la muerte y la vida.
Duele tu desnudez
cuando no encontró puerto seguro,
cuando la voz se anega en ti para florecer.
Duele asumir esta angustia con tus solos fantasmas,
duele este lenguaje proyectado, inconcluso,
esta noche extraviada,
estos pasos, asesinos de sus hijos.

Siempre estoy yendo,
inventando argumentos para resguardarme,
soportando la simpleza cotidiana,
queriendo trascender en la infinitud del verso.
Jugando a ser poeta,
construyendo horizontes.

Acude la nada a mi silencio…
Intento andar de otra manera…
Escribirme con otra tinta venidera…

Julián González

Fragmentos de Poe:

SOLO

(1830)

Desde la infancia no he sido
como eran los demás,
no he visto como los otros,
no saqué mis pasiones
de una fuente común.
No saqué de esa fuente mi dolor,
no desperté mi corazón a la dicha
en el mismo tono de ellos
y todo lo que amé, lo amé yo solo.
Ya entonces, en mi infancia,
en la aurora de una vida
sumamente tormentosa,
de cada abismo del bien y del mal
surgió el misterio que todavía me abruma:
(…)

Edgar Allan Poe

Ernesto Sabato: "testigo insobornable"

[RESEÑA]


Ernesto Sabato, Antes del fin, Seix Barral, Buenos Aires, 2006.

Sin afán de escribir con mayúsculas aquellos momentos decisivos de su existencia, Sabato nos hereda en su breve, pero esencial autobiografía, toda una visión del mundo. Algo así como una radiografía imprescindible del siglo XX. Hablando con más precisión: su obra se presenta como un juicio imprescindible sobre los excesos de la razón instrumental moderna.

En su primera formación se consolidó como físico-matemático. Trabajando en ese campo, declara, “experimentó” la seguridad del mundo de las ideas de Platón. Pero justamente de su desempeño en el ámbito de la matemática y de la física se desencadenó, en buena medida, la indomable pasión por el arte. De contemplar las “formas puras” de la matemática y las “leyes duras” de la física pasó a ser actor, autor y escritor de los desgarramientos más profundos de la existencia humana. Cuenta en su libro que cuando trabajó en el Laboratorio Curie (Francia), durante el día se entregaba con diligencia a la investigación que la ciencia demandaba, pero durante la noche entraba en las regiones del alcohol, las conversaciones metafísicas y en el mundo de la belleza de los surrealistas. Así lo expresa: “Durante ese tiempo de antagonismos, por la mañana me sepultaba entre electrómetros y probetas, y anochecía en los bares, con los delirantes surrealistas.” En esas noches el arte comenzó a seducir a aquel científico argentino.

Después de haber soportado burlas, desprecios y carencias económicas —hechos que nunca se cansan de perseguir a los genios—, salió a la luz pública, en 1948, su primera novela: El túnel. Cuenta que la historia de esta obra comenzó en Francia, en un momento terriblemente oscuro y abismático. Tras su publicación inmediatamente recibió el apoyo de Albert Camus, intelectual con quien luego charlarían sobre asuntos metafísicos y cuestiones de ética, según Sabato. Al mismo tiempo reconoce que varias obras terminaron consumidas por las llamas, pues siempre vivió con esa tendencia a incinerar sus propias creaciones. Hecho que también reconoce en las palabras preliminares de Sobre héroes y tumbas (1961), considerada su obra magna, así como también, la mejor novela argentina de los últimos tiempos. En su libro también reconoce que durante todo su periplo hasta llegar a la publicación de El túnel —y, por supuesto, durante casi toda su vida— Matilde Kusminsky Richter, su esposa, fue la eterna compañera en todas las batallas. Ahora, tras la muerte de ella y de su hijo Jorge Federico, sobrevive entre la soledad y sus pinturas.

Heredero de Pascal, Kierkegaard, Nietzsche, Kafka, Dostoievski, Stendhal, Faulkner, entre muchísimos otros, Sabato elabora en su autobiografía un crítica dura, certera y humana al mundo globalizado de hoy. Nacido en 1911, conoció las barbaries del nazismo durante la segunda guerra mundial; como comunista quedó nauseabundo cuanto constató los horrores del estalinismo; también lo marcó su participación en el informe argentino Nunca más (conocido también como Informe Sabato). Cuenta que las dactilógrafas en ciertos momentos tenían que ser sustituidas, pues caían presas del llanto al irse enterando de las brutalidades de la dictadura argentina. También critica lúcidamente las perversiones en la educación contemporánea. Evoca su época de formación en la que Argentina disponía de grandes y respetados intelectuales: científicos, humanistas, literatos, etc. Ahora ve con tristeza cómo la educación según el esquema de “comportamientos estancos” impide desarrollar un pensamiento crítico y de visión global. También arremete contra el énfasis desmedido en la formación informática. Se forma no en función del ser humano, sino de las máquinas.

Sabato, pues, es un testigo clave, imprescindible e insobornable para enjuiciar este mundo donde la injusticia, la miseria y la estupidez campean de forma obscena. Muy convencido de que al hombre moderno aún le falta que corregir la desmesurada confianza que depositó en la ciencia y la técnica. Para el novelista argentino las obscuridades, las tormentas y las esperanzas del corazón humano poco o nada entienden de la lógica científica. Por ello no se deben castrar ciertos saberes en beneficio de otros. Él encontró en el arte una mejor comprensión del ser humano, así como también una denuncia implacable contra la deshumanización y la barbarie que produce el homo sapiens sapiens. Prueba de ello son las siguientes palabras sobre el filósofo Émile Cioran: “Tengo la convicción de que su dolor metafísico se habría aliviado si hubiese podido escribir ficciones, por su carácter catártico, y porque los graves problemas de la condición humana no son aptos para la coherencia, sino únicamente accesibles a esa expresión mitopoética, contradictoria y paradojal, como nuestra existencia.”

Al final de su autobiografía Sabato propone un «Pacto entre derrotados», ésta propuesta sitúa al novelista argentino en esa franja de intelectuales como Walter Benjamin, Max Horkheimer y Hannah Arendt. Y en las siguientes palabras resuenan las preocupaciones filosóficas de Emmanuel Lévinas: “Cuando nos hagamos responsables del dolor del otro, nuestro compromiso nos dará un sentido que nos colocará por encima de la fatalidad de la historia.”

Héroe de ficciones y humanista profundo, Sabato vendría a ser, utilizando términos del filósofo español Reyes Mate, otro «avisador del fuego». Las siguientes palabras del novelista confirman esta idea: “Una de las misiones de la gran literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo” (El escritor y sus fantasmas). Pero no cae en la desesperanza; cree en los jóvenes, en la lucha por un mundo más humano, en la creación artística, en la utopía encarnada, etc. Así finaliza su autobiografía: “Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.”

En torno a las concepciones de Dios

[RESEÑA]


Juan Antonio Estrada, Imágenes de Dios, Trotta, Madrid, 2003.

¿Tiene aún vigencia el homo religiosus? ¿Qué imagen de Dios presentan las religiones monoteístas? ¿Son las religiones obstáculo o ayuda para la paz mundial? ¿Qué papel desempeña el contexto histórico-cultural en la Revelación? ¿Hay Dioses diferentes o lo que hay son diversos caminos para llegar a un solo Dios? ¿Qué relaciones se dan entre religión y política? ¿Cómo analizar el problema del mal? Etc.

Partiendo de la crítica a la absolutización de la razón, la razón total, pero asumiendo al mismo tiempo la importancia de que la razón esté en todas partes, Juan Antonio Estrada desarrolla una reflexión filosófica sobre el lenguaje religioso, específicamente sobre las imágenes de Dios y la relevancia que éstas cobran en los ámbitos personal, cultural, social, político e histórico. Dicho estudio “problematiza” el discurso y la praxis del cristianismo desde el contexto de la globalización; al mismo tiempo va haciendo las conexiones necesarias entre la religión cristiana y las restantes religiones monoteístas: judaísmo e islamismo.

Las preguntas planteadas al inicio constituyen un buen indicio de los temas que se abordan en el libro. Una de las cuestiones principales que se analizan en el primer capítulo radica en la pregunta sobre la legitimidad de las religiones en el mundo de hoy, sobre la pervivencia de la actitud religiosa del ser humano. El autor defiende la tesis de que el conocimiento científico y filosófico no colma la búsqueda de saber y de sentido del ser humano.

Las respuestas de la ciencia y de la filosofía permanecen dentro de la inmanencia histórico-cultural, además el logos filosófico-científico está destinado a satisfacer, fundamentalmente, el afán cognitivo del ser humano; mientras que la religión acoge al ser humano en su totalidad, razón y corazón, así como también rompe la inmanencia en la cual se encuentran “atrapadas” la filosofía y la ciencia y se abre al sentido de la trascendencia.

De muchos son conocidas las imágenes del Dios guerrero que nos presenta el Antiguo Testamento: el Dios que lucha a la par de su pueblo, que castiga cruelmente a sus enemigos y quien es capaz también de desatar la ira en contra de sus propios hijos. El libro de los cristianos abunda en la presentación de un Dios violento. Otro ejemplo lo podemos ver en el islam, quizá el hecho más conocido sea lo que los musulmanes llaman guerra santa. Este tema cobró notoriedad en el ámbito mundial a raíz de los atentados terroristas en contra de los Estados Unidos en septiembre de 2001. Según el autor, en religiones como el cristianismo, el islamismo y el judaísmo las corrientes tradicionalistas fácilmente pueden recurrir a los textos sagrados para justificar la violencia. Es justamente aquí donde cabe la pregunta de si las religiones más que inspiradoras de paz son potenciadoras de la violencia.

Y es que la violencia radica en el seno mismo de las religiones monoteístas en cuanto que cada una de ellas se presenta como la única portadora de la verdad que Dios ha revelado. Esto, en última instancia, implica la tarea de someter o convertir a aquellos que aún no forman parte de dicha verdad revelada. Estas pretensiones universalistas constituyen la raíz de procesos violentos de imposición. Relacionado con esta problemática, tenemos el hecho de la ambigüedad de la revelación: ¿Qué fue lo que realmente dijo Dios? Con respecto a esto, el autor señala la importancia de reconocer que toda forma de revelación divina está mediada por el contexto histórico-cultural de quien la recibe. En este sentido, toda palabra de Dios es al mismo tiempo palabra humana, puesto que estamos ante lo que Dios dijo a través de los profetas. La falta de reconocimiento de este hecho conduce fácilmente a los fundamentalismos del libro.

Religión y política es otro tema de fundamental importancia al cual el autor le dedica un capítulo completo. Reconoce la ambigüedad de la religión en cuanto puede erigirse como aliada del poder político, como también puede constituirse en la voz crítica del sistema de turno. La Ilustración arremetió contra la vieja fusión entre Estado e Iglesia, al mismo tiempo que propugnaba por la separación entre poder político y poder religioso, esto hizo posible la retirada de la religión del ámbito público hacia la dimensión privada. Marx atacó la religión en tanto que la consideraba una ideología más al servicio de un sistema económico opresivo; mientras que Nietzsche “martilló” el cristianismo ya que veía en sus valores la decadencia de Occidente. Pese a estas críticas, y muchas otras más, lo cierto es que también en la tradición cristiana encontramos movimientos que se manifiestan con voz crítica ante el poder político establecido. Esto puede apreciarse en la historia de las primeras comunidades cristianas, así como también, para poner un ejemplo actual, en el caso de la teología de la liberación.

Pero la cuestión es más radical: la religión aún pervive entre nosotros, y como realidad que responde a la finitud, al deseo y a la esperanza juega un papel fundamental en la configuración cultural de los grupos humanos y en el orden político de las sociedades. Justamente por ser una respuesta a la totalidad del ser humano —razón, sentimiento y voluntad— la religión está siempre presente en el “sentido” de las culturas y en el “orden” socio-político. Además, la religión en tanto que institución corre el riesgo de utilizar la política como instrumento o ser instrumentalizada por el orden político. La necesidad de sobrevivir, por ejemplo, puede llevar a toda una jerarquía religiosa a tomar una de estas dos posibilidades, según el momento histórico.

El problema del mal es otra cuestión abordada por el autor. A partir de diversos sistemas filosóficos, analiza las posibilidades de una teodicea filosófica, así como también el significado de su actual crisis. La teología frente a la contraposición entre Dios y nihilismo y la crisis de la metafísica son las últimas grandes temáticas que se abordan en el libro.

Como teólogo y filósofo que es, Juan Antonio Estrada ofrece un texto indispensable para aquellos interesados en la reflexión filosófica sobre la religión.