TUS MANOS-RAÍZ
Me sostengo en tus manos
a punto de estallar en cierta locura demoníaca,
divina, sepulcral,
antes de largarme con el dolor en la sangre,
cuando mi vida padece
un recuerdo de niño,
un verso de Rimbaud,
cuando deseo
sentarme al lado de la Eternidad
para besarla y amarla.
Y te quedas en vigilia,
sabes a brisa, a tierra firme,
tu mirada es pequeña,
tu abrazo, inmortal.
Y me besas,
sabes a vino,
a tiempo infinito:
instante grabado en mis palabras.
En tus manos-raíz me quedo,
como buscando la Eternidad.
JULIÁN GONZÁLEZ
(28 12 2009)
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