lunes, 10 de mayo de 2010

El presidente de la derecha

Se muestra molesto, histérico y desafiante cuando responde ciertas preguntas ante cámaras. En esto los asesores de imagen han fracasado, parece que el presidente no puede contener su furia ante ciertos temas, lo cual puede interpretarse como debilidad política.

Sucedió cuando reaccionó ante la eliminación de la cuota básica a la telefonía fija por parte de los diputados. Los llamó “populistas”, habló de “seguridad jurídica”. Por supuesto, seguridad para el capital de las principales empresas de telefonía, no para el ciudadano común y corriente —probablemente aquel que votó por él—. La prueba más escandalosa: el promedio de homicidios diarios. Funes se preocupaba por la seguridad jurídica de las empresas, mientras en las calles mandaba y sigue imperando la violencia y el crimen organizado. Más allá de discusiones técnicas, era claro que la medida decretada por los diputados beneficiaba a la mayoría, esa franja donde siempre están los más pobres. Si la medida era populista o no, era lo de menos. Pero Funes en sus típicas reacciones subidas de tono dejó claro que beneficiaría a una minoría. Al final, la derecha en la Asamblea Legislativa le dio el espaldarazo.

Uno extraña la prudencia del buen gobernante cuando lee estas declaraciones: “Roque Dalton ya no es de los hijos ni de su viuda, Roque Dalton es del pueblo salvadoreño”. Aquí la Lógica es sumamente útil para recordarle al presidente que debe ser cuidadoso al momento de hablar.

Primero, que Roque Dalton sea el poeta más querido y reconocido por el pueblo no significa, en ningún momento y bajo ninguna razón, que su familia no tenga derecho a exigir respeto por su memoria, respeto que implica esclarecimiento y justicia por su muerte. La familia de Roque no está en contra de que se le recuerde y celebre, lo que pide es una investigación de la verdad y la destitución del gobierno de uno de los que participó en la decisión de asesinar al poeta. Pero aquí Funes prefiere defender a Jorge Meléndez (“Jonás”) y ofender el recuerdo de la familia Dalton Cañas. Dalton pertenece a nuestra herencia cultural, sí, pero eso no da derecho a irrespetar el recuerdo de sus herederos más cercanos.

Segundo, justamente porque el pueblo recuerda y celebra al poeta asesinado, habemos muchos que consideramos una ofensa la presencia de “Jonás” en el gobierno y exigimos su renuncia o destitución. Si Roque es del pueblo, pues, señor presidente, habemos muchos de ese pueblo que consideramos inmoral la presencia de Meléndez en el gobierno. Sólo por un instante imaginemos que Álvaro Saravia trabajara para el gobierno de Funes, y que la familia de Monseñor Romero se pronunciara en contra de ese hecho por respeto al obispo mártir. ¿Les diría Funes que se callen, que Monseñor Romero es del pueblo y que Saravia está haciendo un buen trabajo? Igual respeto merecen ambas familias. Esto con el agravante de que Saravia al menos parece arrepentido, pero “Jonás” derrocha insensibilidad y arrogancia. Eso, justamente eso, es lo que indigna aún más.

La actitud de Funes demuestra que se ha enmarcado en la tradición política de la doble moral de la derecha. Aquí sugiero el texto de Carlos Molina “La doble moral en el gobierno o el Gran pez que dio refugió a Jonás”. Claro, no estamos diciendo que los gobiernos de izquierda no sufran de doble moral, pero dado que no hay referentes en nuestra historia, podemos decir que Funes ha heredado la doble moral de la derecha.

Finalmente, el tema del Registro Nacional de las Personas Naturales (RNPN) también ha crispado al presidente. No aceptó tener que elegir al presidente del RNPN a partir de una terna que presentara el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Esto puso felices a la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y a los partidos de derecha. Al final, la derecha legislativa le dio al presidente la facultad plena de elegir al presidente de dicha institución. Más allá de si el FMLN quería controlar o no el registro nacional, lo cierto es que no se percibe por parte de Funes un verdadero interés por darle más transparencia y credibilidad a dicha institución. Está bien que diga que ningún partido político debe tener el control del RNPN, pero hay que ir más allá de esas declaraciones, no bastan las intenciones.

Lo interesante es que al FMLN y a la derecha política sí les importa la dirección del RNPN, pues cada cierto tiempo hay elecciones. A Funes, al contrario, pueda que no le interese la transparencia de las próximas elecciones presidenciales, al fin y al cabo que ya es presidente. El partido rojo al menos ha sido claro respecto de la necesidad de dirigir de manera más transparente dicha institución. Pero en este planteamiento sufrió un nuevo revés por parte de Funes y la derecha.

Uno de los principios fundamentales de los gobiernos republicanos es que el bien público debe estar por encima de los interese particulares. El presidente Funes por su miedo a ser acusado de beneficiar intereses propios del FMLN, parece que ha decidido gobernar para los intereses y la felicidad de otros particulares. Esto sumado a sus histéricas declaraciones le resta credibilidad y decepciona a buena parte de la población que votó por él.

JULIÁN GONZÁLEZ TORRES

Publicado en el periódico digital ContraPunto:

http://www.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=2947:noticias-de-el-salvador-contrapunto&catid=96:colaboradores&Itemid=123

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