martes, 8 de septiembre de 2009

Alzo

ALZO

Alzo mi mano, busco mi verso,
cultivo la flor de mi protesta,
invento las huellas de mi gesta;
alzo mi brazo, busco tus senos,
vierto la furia de mis huesos,
la tormenta desatada en los silencios;
destruyo el dolor con el sabor de tu boca,
medito con desesperación y entereza.


Alzo mi luz,
te regalo mi horizonte,
estos pasos, cual heraldos de mi sangre;
alzo mi frente, busco la esperanza,
en tu regazo extinguí mi sabor a vinagre;
sonrío, escribo:
despierto a mi voz con cada verbo de fuego;
te heredo mi llanto, mi sol y mi deseo,
todo eso mientras no muero.


Alzo la oscura raíz de mi existencia,
la ruptura que heredé de tanta sangre muerta;
alzo el maizal de mi infancia,
la sonrisa ahogada en el umbral de la huerta;
vengo desde la delgada noche,
viajo al instante, la fuerza fugaz,
maldigo el chiquero de la injusticia,
acuchillo tanta vida soez, tanta vileza.


Alzo mis días,
el vigor de mis venas inquietas,
el sudor de sienes esbeltas;
alzo el libro, el ensayo y la tesis:
pervivo en la raíz de mi boca sedienta;
traigo en mis pasos guerras de otras voces,
caldo de amor y de pimienta;
te heredo estos versos de sal y de silencio,
esta sangre mortal e inquieta.

Julián González

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